
Caminar con Jesús, es la invitación que Dios nos hace cada día a través de su Palabra. La Palabra de Dios quiere iluminar nuestro camino y dar luz a todo lo que realizamos y vivimos. Nuestra vida está hecha de pequeños momentos que forman parte de un todo. A lo largo del día a día vivimos multitud de ellos, y estamos llamados a dejar que cobren todos un sentido, viviendo una unidad en nuestra persona, pero sobre todo en el espíritu que ponemos, en cómo lo afrontamos y dejamos que nuestra persona vaya encontrando poco a poco su lugar en el precioso proyecto de la Historia de la Salvación de la cual nosotros formamos parte como bautizados.
 
			




 Frecuentemente experimentamos lo difícil que resulta hacer camino con los demás, aceptarlos tal como son; cuántas veces nos quejamos de ellos, de sus defectos, de sus fallos, de sus incoherencias, de sus propias pobrezas, y decimos que nos cuesta trabajo avanzar con ellos, vivir unidos en el corazón, aceptarlos tal y como son. ¡Cuántas veces los hermanos se convierten en una cruz en nuestra vida! Que en estos momentos te ayude tu fe, y, sobre todo, encuentres la luz para saber hacer lo correcto y mirar con amor a los hermanos, no lanzándote a esos juicios desmedidos que destruyen y que provocan a tu alma quitándole la paz y la serenidad.
Frecuentemente experimentamos lo difícil que resulta hacer camino con los demás, aceptarlos tal como son; cuántas veces nos quejamos de ellos, de sus defectos, de sus fallos, de sus incoherencias, de sus propias pobrezas, y decimos que nos cuesta trabajo avanzar con ellos, vivir unidos en el corazón, aceptarlos tal y como son. ¡Cuántas veces los hermanos se convierten en una cruz en nuestra vida! Que en estos momentos te ayude tu fe, y, sobre todo, encuentres la luz para saber hacer lo correcto y mirar con amor a los hermanos, no lanzándote a esos juicios desmedidos que destruyen y que provocan a tu alma quitándole la paz y la serenidad.

