
Todos vivimos constantemente sentimientos de tristeza por multitud de motivos diariamente. Algunas veces nos dura más tiempo, otras menos, dependiendo de multitud de factores que los causan. Eso no lo podemos prever porque las emociones van y vienen constantemente y estamos acostumbrados a convivir con ellas.
Cuando la tristeza es pasajera nos mina la ilusión, la alegría, las ganas de luchar. En cambio cuando permanece en el tiempo tenemos un serio problema, pues las ganas de vivir, de salir hacia delante ya son menos y vamos perdiendo la capacidad de renovar nuestras esperanzas e ilusiones y de afrontar el día a día con ese deseo tan hermoso de sentirnos realizados y felices con lo que somos y vivimos.


El hombre es un ser social que necesita relacionarse con los demás para sentirse aceptado, querido y parte de una familia. Todos necesitamos tener claro cuál es nuestro sentido de pertenencia y reafirmarlo constantemente con lo que vivimos y compartimos con quienes nos rodean.
¡Cuántas veces has pensado arrojar la toalla! Son muchos los momentos en los que piensas abandonar porque no ves sentido a lo que estás haciendo. En el caminar de la vida son muchas las dificultades y obstáculos que te encuentras y que sólo se superan con lucha y tesón. El miedo y el abandono es de los que se han cansado de vivir, de luchar, y estoy seguro que tú no eres de esos. Es verdad que hay veces que en el camino no sabes hacia dónde tirar; la mente se embota y no ves nada claro ni lógico. Miras a las personas que te rodean y ves que cada uno va a la suyo, tienen su vida y están centrados en sus problemas y tú no los quieres agobiar ni molestar con los tuyos.


