Tiempo

Dios no tiene tiempo. El tiempo lo hemos inventado los hombres para organizarnos mejor y para dar valor a lo que hacemos. El tiempo muchas veces nos ata y nos esclaviza y hace que dediquemos nuestros esfuerzos a lo que creemos importante, según el momento que estamos viviendo. El tiempo creemos aprovecharlo, pero muchas veces lo malgastamos inútilmente en aquello que no nos beneficia nada para nuestra vida espiritual. Todos hemos escuchado más de una vez esa frase que dice: “El tiempo es oro”. Lo que es cierto es que lo que hagamos y dejemos que pase, sin haberlo aprovechado, disfrutado y valorado, ya no volverá. Porque la vida pasa y los momentos también. Piensa que cada momento que vives es irrepetible y que ya no volverá. No pierdas el tiempo y no dejes que te inunde la sensación de que has perdido el tiempo haciendo nada; es como dejar que tu vida vaya pasando sin aprender, madurar y enriquecerte nada. Que en tu fuero interno esté el que al menos has intentado cada cosa que te has propuesto, para que nunca te quedes con la sensación de que lo que has hecho es inservible. El tiempo no se recupera jamás. Por eso vívelo con intensidad como si fuese el primer y último momento de tu vida.

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¡Volver a vivir!

Cuando éramos pequeños teníamos una serie de metas y propósitos, por ejemplo, que llegase el fin de semana para irnos a jugar al parque, con los amigos, a ver a los abuelos, irte con los amigos al banco de la avenida para pasar allí la tarde… esas simplicidades que eran tan importantes para nosotros en las que invertíamos todas nuestras energías y donde nos lo pasábamos tan bien que decíamos que éramos muy felices. Con el paso del tiempo los deseos han ido cambiando y vamos viendo que lo que antes para nosotros era tan importante, hoy quizás lo es menos, excepto cuidar a la familia y a los verdaderos amigos.

¿Qué es lo que te hace feliz? Hay veces que te pones a pensar en ello y no te llena nada, te das cuenta que la felicidad parece mucho más complicada de lo que pensabas cuándo eras más pequeño. Esperas unas vacaciones y cuando te das cuenta ya han pasado, y no sólo eso, sino que incluso parece que estás peor que antes de irte. Todo un año esperando y pensando en ellas y en lo feliz que vas a encontrar, que al menor contratiempo parece que la felicidad se evapora. A veces da la sensación que la vida se nos escapa de las manos intentando buscar esa felicidad que no encuentras. Te acuestas, te levantas, un día y otro, pensando y pensando, convirtiendo los días en rutinas y monotonías que hacen que no saboreemos la vida como se merece.

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