La fe en Dios por encima de todo

Podemos tener nuestros altos y bajos, nuestros momentos de debilidad y de confusión personal. Nos podemos ver tentados por nuestra condición humana, débil y pobre, a renunciar, abandonarlo todo y echar por tierra todo el camino de una vida cercana a Dios que hemos podido tener. Podemos llegar incluso a cometer pecado y alejarnos momentáneamente de Dios; recapacitar y volver con un corazón arrepentido a la casa del Padre. Así somos los seres humanos: pobres, vulnerables, indefensos ante el poder de Satanás; y renovados y reanimados ante la grandeza de Dios que nos fortalece y ayuda a superar el pecado. Así nos quiere el Señor, fuertes, perseverantes y cimentados en Cristo, que es la Roca que nos salva.

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Sobre la soberbia

Hay muchas veces donde pensamos que somos mejores que los demás en lo que hacemos; que nuestras opiniones o forma de hacer las cosas son las correctas con respecto a los otros, y estamos convencidos que si actúan como decimos, todo saldría mucho mejor, porque hay veces que nos complicamos la vida demasiado. No es fácil corregir a los demás y llevarlos a la verdad, a que caigan en la cuenta de los errores que están cometiendo. A la hora de hacerlo hemos de ser muy prudentes a la hora de decir lo que pensamos, pues podemos ofender al otro o simplemente que se sienta atacado o juzgado.

Dada nuestra imperfección podemos decir que a la hora de opinar y de corregir no somos infalibles, todos participamos de la verdad por muy objetivo que lo veamos todos. Nosotros vemos una cara y los demás pueden ver otra totalmente distinta. Sirva el ejemplo de la luna cuando la contemplamos en el cielo. Todos la vemos desde perspectivas distintas, y sabemos que es la luna, pero ninguno la vemos en su totalidad, solemos ver una parte, la que tenemos frente a nosotros, pero no vemos lo que hay detrás, aunque bien sabemos que es la luna.

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No te equivoques

Siempre me ha dicho mi padre desde pequeño: “Hijo mío, antes que el número 2 está el número 1”. Siempre he dicho que mi padre cuando habla “sienta cátedra”, y muchas personas que lo han conocido me han dicho después de tratarlo que es verdad, que cuando habla “lo clava”. No es amor ciego de hijo. Creo que esta sabia frase nos ayuda a priorizar en nuestra vida, para saber elegir con sabiduría y sobre todo a poner a tu familia en el lugar que corresponde. Sin evasivas ni escapes.

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