Dios es fiel

Son muchas las veces que en nuestra vida manchamos el Amor que Dios nos da cada día. Lo manchamos con nuestro egoísmo, parece que somos expertos en mirarnos a nosotros mismos; en buscar nuestro beneficio a pesar de todo; en salirnos con la nuestra siempre aunque los demás se puedan ver perjudicados; en que nos devuelvan el favor realizado, porque nos ha supuesto un esfuerzo, un sacrificio y le hemos puesto un precio a nuestra entrega, como mínimo, que nos correspondan; en que nos reconozcan nuestros méritos con halagos y palmaditas en la espalda… No podemos profanar así el Amor de Dios en nuestra en vida. Ser fiel a Dios cuesta trabajo, serle infiel, es lo más fácil porque no compromete tanto como el Amor. Cuando le volvemos la espalda y le rechazamos en nuestro corazón nos estamos alejando de Él y lo más normal es que nuestra fe se enfríe, igual que se enfrían las amistades cuando nos alejamos de ellas, y cuesta mucho más trabajo ponernos en actitud de escucha y de apertura con el corazón bien dispuesto para el encuentro con Dios.

Un ejemplo claro lo tenemos con el pueblo de Israel a los pies del monte Sinaí, cuando Moisés estaba recibiendo los Diez Mandamientos por parte de Dios, (cf Ex 32). Los israelitas abandonaron a Dios a la primera de cambio, construyéndose un becerro de oro, y lo que es peor, olvidando muy rápidamente lo que Dios había hecho por ellos. Su corazón rápidamente cambió de dueño de la noche a la mañana, de la manera más radical. También le ocurrió a Pedro cuando negó a Jesús (cf 26, 69-75), entre salvar su vida y comprometerla por ser discípulo de Jesús, su propio instinto le llevó a negarlo para no buscar problemas ni pasarlo mal. A pesar de las infidelidades Dios siempre se mantiene fiel y es capaz de llevar hacia delante la Historia de la Salvación. Lo más fácil es rendirse, dejarse llevar por el momento, por lo que te favorece, apetece y da seguridad, aunque esto suponga traicionar a Dios, vivir tu vida a tu manera sin tener que dar explicaciones a nadie, y mucho menos contrastarla con el Evangelio.

Dios siempre nos va a recordar que es fiel, que está con nosotros, que nos ha dado a su Hijo Jesús para que encontremos el camino para llegar a Él, para ser felices y poder compartir nuestra felicidad con quienes nos rodean. Dios siempre nos va a poner medios a nuestro alcance para que nos sirvamos de ellos para encontrarnos con Él y fortalecer nuestra fe. Dice el autor de la carta a los Hebreos: «Vivid sin ansia de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él mismo dijo: “Nunca te dejaré ni te abandonaré”; así tendremos valor para decir:“El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?» (Heb 13, 5-6).

¡Qué importante es no tener ningún apego al mundo! Si tu corazón está totalmente desapegado del mundo, de lo material, serás más que feliz con lo que tienes, con lo que Dios ha puesto a tu alcance para vivir, sin necesidad de tener que buscar más, ni tener que añorar nada de nadie. Compararte con los demás para envidiar y desear lo que no tienes, tanto material como espiritual, es anclarte más en este mundo y ponerte un lastre muy pesado en tu vida, que te permita avanzar hacia el encuentro con el Señor. Créete que dice una sola vez las cosas y es más que suficiente, porque su Palabra es Eterna y Fiel. ¡Créetelo! En este momento Dios te está diciendo que no te va a dejar ni a abandonar, y va a estar siempre a tu lado, por eso no debes ni temer ni dudar, porque con Dios estás a salvo. Fíate de Dios, abandónate en Él y te sentirás totalmente seguro, protegido; nada te hará perder la paz interior; nada te quitará la alegría y la certeza de que Dios es tu compañero de camino y tu refugio.

Dios es fiel y a lo largo de la Historia de la Salvación lo está demostrando día tras día. ¿Se cansa Dios de perdonar? No hay mayor gesto de fidelidad y de amor verdadero que el perdón, por eso, cada vez que te confiesas y acudes arrepentido al Señor, Él te perdona y borra todos tus pecados para que empieces de nuevo, sin pecado, sin mancha, sin lastre.

Te invito a que cuentes a quien te rodea esa fidelidad de Dios que has podido experimentar en tu vida. Dios es fiel. Camina hacia Él y ama.