SANANDO LA ENVIDIA (La Familia)

 Motivación:

  • Significa que en el amor no hay lugar para sentir malestar por el bien de otro (cf. Hch 7,9; 17,5). La envidia es una tristeza por el bien ajeno, que muestra que no nos interesa la felicidad de los demás, ya que estamos exclusivamente concentrados en el propio bienestar.
  • Mientras el amor nos hace salir de nosotros mismos, la envidia nos lleva a centrarnos en el propio yo. El verdadero amor valora los logros ajenos, no los siente como una amenaza, y se libera del sabor amargo de la envidia. Acepta que cada uno tiene dones diferentes y distintos caminos en la vida. Entonces, procura descubrir su propio camino para ser feliz, dejando que los demás encuentren el suyo.
  • En definitiva, se trata de cumplir aquello que pedían los dos últimos mandamientos de la Ley de Dios: «No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él» (Ex 20,17).
  • El amor nos lleva a una sentida valoración de cada ser humano, re- conociendo su derecho a la felicidad. Amo a esa persona, la miro con la mirada de Dios Padre, que nos regala todo «para que lo disfrutemos» (1 Tm 6,17), y entonces acepto en mi interior que pueda disfrutar de un buen momento. Esta misma raíz del amor, en todo caso, es lo que me lleva a rechazar la injusticia de que algunos tengan demasiado y otros no tengan nada, o lo que me mueve a buscar que también los descartables de la sociedad puedan vivir un poco de alegría. Pero eso no es envidia, sino deseos de equidad.

LA ACTITUD DE SANANDO LA ENVIDIA EN EL HOMBRE

  • Dinámica de los deseos.
  • En esta dinámica, queremos experimentar que puedo tener deseos y deseos sobre los demás, que eso no es nada malo, pero si en nosotros no nace la envidia.
  • Para ello vamos a dar un papel con dos columnas donde los participantes tienen que anotar cuáles son sus:
    • Deseos irrenunciables: aquellos que de perderlos no podría seguir viviendo como vivir, ser feliz, poder amar y ser amado, etc.
    • y deseos sobre el prójimo (cosas que tienen los demás y que a nosotros nos gustaría tener).
  • Los participantes deberán de escribir en esas columnas y luego lo pondremos en común en grupo.

LA ACTITUD EN DIOS

  • Lectura. El hijo pródigo – El Hermano Mayor (Lc 15 25-30).

«Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus vienen con malas mujeres, le matas el ternero cebado.”»

  • Comentario:
    • El hermano mayor de la parábola siente envidia de su hermano y eso le ciega. Reprocha a su padre todo el bien que ha hecho y saca toda su frustración y tristeza de su corazón.
    • El hijo mayor en su envidia prefiere quedarse sólo fuera de la casa. Es el padre bueno el que tiene que salir fuera a su encuentro. La envidia nos aísla, nos deja solos antes el resto de hermanos.
    • La envidia lleva al hermano mayor a tratar con desprecio a su hermano pequeño.

  • Canción: Nadie me podrá robar de Ixcis (canción 27).

https://ixcis.org/discografia/15-al-otro-lado-del-mar

  • Comentario: Cuando somos capaces de superar la envidia que tenemos a lo ajeno, nos liberamos totalmente y la disposición interior que tenemos ante los demás es limpia y pura y así tendremos mucha más facilidad para aceptarles tal y como son sin ningún tipo de prejuicios y servirles con amor desde los pequeños detalles.

MATERIAL

  • Lápices.
  • Reproductor de música.

 

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