In memoriam

Agarrarse al Señor en los momentos de mayor dolor es lo que siempre predico y digo. Hoy de manera muy especial quiero agarrarme a Él. Ayer jueves una trágica noticia sorprendió a toda mi familia. Mi primo Manolo, trabajando en su campo, falleció repentinamente. Es un drama y una tragedia para toda mi familia, especialmente para su esposa, sus hijas, su madre y sus hermanos. Reaccionar se hace muy difícil y así lo estamos viviendo cada uno de los miembros de mi familia.

Quiero hacer una vez más mi profesión de fe: en la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Me quiero agarrar a Él para aceptar esta muerte tan repentina y dolorosa. Rezo especialmente por mi tía (su madre), su esposa, hijas, hermanos, cuñados y el resto de mi familia, para que todos encontremos el consuelo en el Señor, a pesar de su muerte tan repentina y desconcertante.

Sé, ahora más que nunca, que Dios escribe derecho en renglones torcidos, y la vida de Manolo no ha sido en vano. Un grande, como su padre, que lo estará abrazando en el cielo en estos momentos también. Cariñoso, tierno, trabajador, luchador, sencillo, auténtico, bueno, familiar,… y tantas cosas buenas como él tenía.

Siempre he dicho que de una persona que ha fallecido siempre se tiene que hablar bien, porque no se puede defender, pero hoy hablo bien con conocimiento de causa y porque se lo merece. Dios sabe lo que se hace y por qué se escoge a los buenos para sí. Quiero pensar que precisamente porque son buenos, los quiere a su lado rápido, y él ya está con Dios, abrazado en su regazo y diciéndole al Señor que cuide de su madre, su esposa, sus hijas, hermanos y toda su familia. Seguro que con esa sonrisa que él tenía ya está convenciendo al Señor para que le conceda sus buenos deseos para con los suyos y presentándoles todas las iniciativas que tenía, saboreando cada momento de la vida y aprovechando cada segundo para no perderse nada.

Señor, tú sabes por qué haces las cosas, tú sabes cuál es la misión de cada uno, como sabías perfectamente cuál era la misión de Manolo. En estos meses comprenderemos qué es lo que tú le tenías preparado. Su memoria y su recuerdo siempre estará con nosotros. Danos a todos fuerzas, especialmente a los más cercanos, a los que compartían su vida con él día a día, para encontrar el consuelo, el ánimo y la fuerza para seguir caminando. Ya sabes lo que nos cuesta las ausencias y el vacío que dejan en nuestros corazones. Tú que eres el Dios de la vida ayuda a mi familia a encontrar el consuelo y a saber llenar los corazones con tu esperanza, la que siempre alienta.

Otro grande de los míos está contigo Señor, deja que siga haciéndose grande en el cielo para que interceda por nosotros. Un beso Manolo. Sé que estás disfrutando de la mejor de las compañías, de Dios, me lo dice mi fe, pero el corazón se queda con un vacío irremplazable. Ayúdanos a todos a aceptarlo y a mirar al cielo con esperanza y con tu sonrisa. DEP primo.