ADVIENTO 2 (2 ciclo)

ADVIENTO 2 – ¡Buscando una Estrella!

  • OBJETIVOS
    • Aprender a hacer la señal de la cruz, la genuflexión y estar en silencio en la Iglesia.
    • Profundizar en el Adviento para prepararnos para recibir a Jesús.
    • Descubrir quienes eran Isaías y Juan Bautista.

  • DESARROLLO

PRIMER MOMENTO

RUTINA

  • Oración en la Iglesia.

SEGUNDO MOMENTO

  • REUNIÓN POR GRUPOS: EL ADVIENTO – ¡PREPARA EL CAMINO!
  • MOTIVACIÓN: Enseñamos al grupo la segunda punta de la Estrella que nos dice que tenemos que preparar el camino. Nos fijamos en el Ángel.
    • ¿Qué lleva en la mano?
    • ¿Para qué sirve?
    • ¿Para qué nos tenemos que preparar?
    • ¿Cómo podemos ser buenos hijos, hermanos, compañeros y cristianos?

  • ISAÍAS Y JUAN EL BAUTISTA.

Isaías es un profeta (profeta y profetisa son hombres y mujeres que el Señor elige para que anuncien su venida y denuncien la injusticia que Dios no quiere. Son como la voz del Señor que habla por ellos), pues Isaías es un profeta que anunció la venida del Señor muchos siglos antes. Y Juan el Bautista prepara la venida de Jesús proponiendo a la gente que se bautice y que cambie de vida.  Puede haber personas a nuestro alrededor que nos quieran ayudar a conocer al Señor: nos hablan  de Él, nos acompañan a la catequesis, nos enseñan a rezar, contestan a nuestras preguntas, celebrar misa…. Esas personas que nos quieren ayudar a acoger al Señor son como lámparas en nuestro camino. Sus voces, casi siempre discretas y a veces fuertes (como la del Bautista que gritaba). Vamos a pensar un poco, esas personas que nos hablan de Jesús:

  • ¿Les hacemos caso?
  • ¿Están abiertos nuestros oídos para recibir su mensaje sobre nuestro Salvador?
  • ¿Estamos preparando el camino para cuando el Señor venga en Navidad?

 

  • DINÁMICA: “Escucha lo que te digo”.

MOTIVACIÓN: Para escuchar lo que Dios dice en nuestro corazón es muy importante que cada uno estemos en silencio y muy atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor para saber cómo Dios nos habla a través de los demás y nos pide que ayudemos, que compartamos, que no nos peleemos, que seamos obedientes, etc.

JUEGO: Se irán eligiendo voluntarios y el catequista irá diciendo a cada uno una palabra al oído. El voluntario tendrá que decir la palabra sin hablar solamente moviendo los labios, hasta que algún miembro del grupo acierte con la palabra exacta. Así lo haremos sucesivamente con el resto de miembros del grupo.

EXPLICACIÓN: Cuando Isaías y Juan Bautista hablaban muchos les escuchaban y otros no. Los que escuchaban preparaban su corazón para acoger a Dios y los que no, no entendían nada de lo que decían.

 

  • CUENTO: “Clara y el Belén de Navidad”.

Clara era toda una artista con los belenes de Navidad. Durante todo el año preparaba bocetos, materiales y personajes para que al llegar la siguiente Navidad su nacimiento fuera aún mejor que el del año anterior.

Y el año en que cumplía los 10 años, pensando en aquello que cantaban los ángeles del Señor “Gloria a Dios en las alturas…” preparó el belén más precioso que uno pudiera imaginar. Diseño y fabricó unos maravillosos trajes para la Virgen María y San José, y una mantita bordada con hilo dorado para el Niño Jesús. Decoró el establo con pequeñas joyas tomadas de sus pendientes y anillos, y rodeó el pesebre de las miniaturas más bellas que encontró. Hasta las figuritas de los soldados de Herodes eran sombrías y malvadas, tanto como humildes las de los pastores. Posiblemente, no hubiera habido antes un belén tan bonito y cuidado. Era tan especial y único, que había sido propuesto para varios premios, incluido el gran premio nacional al mejor belén.

Pero precisamente la mañana en que los jueces debían visitarlo, Clara descubrió al levantarse la peor de las tragedias: su obra maestra ¡estaba totalmente destrozada! Y cuando la sangre le subía por las mejillas y en su garganta nacía un grito de furia, Cuca, su hermana pequeña, se acercó a su lado, tiró de su camisón, y dijo toda sonriente:

– ¿Te guzta máz azí? ¡Lo he puezto preciozííízímo! Cuca ayudá a Clara.

¿Cómo gritar al angelito de Cuca, tan bonita ella, que sólo había querido ayudar un poco? Clara miró lo que quedaba de su belén destrozado por la ingenuidad de Cuca.

Dos grandes lágrimas rodaron en silencio por las mejillas de Clara, sabiendo que ya nada se podía hacer. Y allí se quedó, llorando, y pidiendo perdón a ese Niño al que tanto quería y por el que tanto se había preocupado. Pero entonces, al caer sus primeras lágrimas sobre el Niño, vio cómo este saltaba contento a atraparlas. Después le guiñó un ojo, sopló sobre sus lágrimas y las lanzó de regreso a sus ojos, antes de volver inmóvil a su sitio en el pesebre.

Y en sus ojos, aquellas lágrimas tocadas por el Niño Dios fueron como unas lentillas que le mostraron todo tal y como era en realidad. Y comprendió que ni el Niño ni su familia querían los lujos ni las joyas, ni la tristeza de los hombres, ni la oscuridad en el corazón de los malvados, ni un mundo triste y sin color. Y que precisamente por eso había venido al mundo.

Y sin dudarlo, y con una gran sonrisa de alegría, tomó en brazos a Cuca, le dio el más largo y sonoro beso y dijo:

– ¡Claro que sí, Cuca! Así está muchísimo mejor.

  • Compromiso para esta semana de Adviento.
  • Padre Nuestro.

 

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